Para triunfar en el Network Marketing primero debemos matar nuestras vacas

El enemigo más grande del éxito no es el fracaso. Muchas veces creemos que el peor enemigo del éxito es el fracaso. ¿Por qué? Porque creemos que fracaso es sinónimo de fracasado y esas dos cosas son erradas totalmente.

Ni el peor enemigo del éxito es el fracaso, ni fracaso es sinónimo de fracasado. De hecho, ¿sabes cuál creo yo que es el peor enemigo del éxito? El conformismo y la mediocridad. Ese sí es el verdadero enemigo del éxito, el conformismo.

Cuando te conformas con menos de lo que podrías lograr. Cuando yo escribí mi libro La Vaca, si tú ves en el libro La Vaca, dice una historia sobre cómo deshacernos del conformismo y las excusas que nos impiden triunfar. Porque esos son los verdaderos enemigos del éxito, el conformismo y las excusas.

Y para quien no entiende por qué yo las llamo vacas, quiero rápidamente contarles la historia. La historia de La Vaca es la historia de una familia que era muy pobre. Pobre, pobre, pobre, muy pobre.

Vivían en un rancho que estaba a punto de caerse. En el techo se metía el agua por todos los lados, la basura acumulada por todos los rincones de la casa, el piso de tierra. Bueno, una pobreza inimaginable. 

Pero curiosamente, a pesar de su pobreza, eran dueños de una vaca. Eran dueños de una vaca. Y la vaquita, que no era gran cosa, les daba dos cosas importantes para ellos. 

Primero les daba la leche, que era el único alimento de algún valor nutricional que ellos tenían. Pero inclusive les daba algo más importante que la leche. Y era que les daba la sensación de que por lo menos no estaban en la miseria total.

¿Sí ves? O sea, decían, sí, ya sé que estamos mal, pero no estamos tan mal, porque por lo menos tenemos nuestra vaca. Sí, ya sé que somos pobres, pero hay otros que están peor que nosotros, porque ellos ni vaca tienen. Entonces, fíjate lo absurdo de la situación en que vivían. 

En una miseria total, pero aun así conformes y hasta agradecidos por lo poco que tenían. Y un día sucedió lo inimaginable. Alguien les mató la vaca. 

Alguien les mató la vaca. Y yo sé que no debería reírme de eso, porque, wow, tú piensas, si con vaca eran pobres, imagínate ahora que no tienen vaca. Se van a ir a la miseria total cuando tú escuchas eso.

Piensas, no, ahora sí, ya no hay remedio para ellas. Pero, ¿sabes qué? Al ya no tener su vaca y no tener la leche de la que dependían, la familia comenzó a ver qué hacer, o si no, se moría de hambre. Y entonces encontraron unas semillitas que tenían y comenzaron a sembrar esas semillitas de frijoles y de lechuga y de tomate y de hortalizas para poder tener algo que comer. 

Y limpiaron así en ese basurero que había alrededor de la casa, limpiaron un poco para sembrar todas esas semillas y al poco tiempo tenían suficiente para comer ellas. Y después de unas semanas inclusive les sobró y fíjate que hasta más inteligentes se volvieron, porque en lugar de permitir que se perdiera eso que les sobraba, ¿sabes qué hicieron? Cosecharlo e ir y vendérselo a los vecinos. Y era la primera vez que les entraba algo de dinero. 

Y fíjate que hasta más sabios se volvieron, porque en lugar de comerse ese dinero o de tomárselo, ¿sabes qué hicieron? Fueron y compraron más semillas y vinieron y limpiaron más tierra alrededor de la casa y sembraron más semillas. Y al poco tiempo tenían suficiente para comer ellos, para venderle a sus vecinos y para ir a la plaza del mercado a vender el resto de la cosecha. Y poco a poco comenzaron a poder comprar mejores cosas y a vestirse mejor hasta que un día pudieron tumbar ese rancho en que vivían y construyeron una mejor casa. 

Y mi pregunta para ti es esta. Yo te estoy mirando, quiero que me contestes. ¿Tú crees que si ellos todavía tuvieran su vaca hubieran logrado todo eso que lograron? ¿Qué crees tú? ¿Qué crees? ¿Sí o no? No, no es cierto. 

¿Por qué no? Porque hubieran seguido conformes. Hubieran dicho, ¿para qué se pones a hacer cosas si total tú tienes tu vaquita? Estamos bien, no te preocupes, no te mates trabajando tanto. Porque así piensan muchas personas. 

Fíjate, su vaca que ellos creían que era su posesión más valiosa, en realidad lo único que había sido era una cadena que los había mantenido atados a una vida de mediocridad. Y tuvieron que matar su vaca para darse cuenta no sólo de las oportunidades que había a su alrededor, sino de todos los talentos y habilidades que ya había dentro de ellos, aquí en su corazón, en su mente. ¿Y sabes cuál es la moraleja de esta historia? La lección de esta historia es muy sencilla. 

Todos tenemos vacas, todos tenemos vacas. A lo mejor nuestras vacas no son de las que dan leche y hacen muu, pero ¿sabes cuáles son nuestras vacas? Nuestras vacas son nuestras excusas, nuestros pretextos, nuestras justificaciones, nuestras falsas creencias, nuestros miedos. Todas esas mentiras que nosotros nos decimos a nosotros mismos para hacernos creer que estamos medio bien, que no estamos tan mal. 

Y ¿sabes? Cuando tú compartes tu oportunidad de negocio con otras personas, seguramente encuentras muchas vacas. Gente que te dice, ay quisiera hacer el negocio, pero es que no tengo tiempo. ¿Lo han escuchado? No tengo tiempo.   

¿Cómo que no tengo tiempo? Si todos tenemos el mismo tiempo. Todos tenemos 24 horas en el día. Entonces cuando alguien te diga no, la próxima vez que alguien te diga no tengo tiempo, mira quiero pedirte un favor, cuando alguien te diga no tengo tiempo, quiero que lo mires hacia los ojos y quiero que le digas muu, es una vaca. 

¿Cómo que no tengo tiempo? Quisiera hacer el negocio, pero no tengo dinero. ¿Sabes qué? En lugar de utilizar el no tengo dinero como una excusa para no hacer tu negocio, esa debería ser la razón de por qué hacer tu negocio. Para poder tener dinero, para poder lograr tu libertad financiera. 

Quisiera hacer el negocio, pero es que no conozco a nadie. Es una vaca. Todos conocemos personas. 

Lo único que tenemos que hacer es tener la motivación para poder hablarles de nuestro negocio. Yo quisiera hacer el negocio, pero es que vivo muy lejos, es que no tengo carro, es que mi esposo no me apoya, es que mi esposo es muy negativo, es que los productos son muy caros, es que la economía está mal. Yo te aseguro que, si tú buscas, encuentras que la mayoría de las personas tienen un corral de vacas. 

De hecho, quiero hacerte una pregunta y quiero que me lo contestes con total sinceridad. ¿Cuántos de ustedes creen que es posible que ustedes mismos, tú que me estás viendo allá, ¿cuántos de ustedes creen que es posible que ustedes hayan venido cargando con una que otra vaca de su propia cosecha? Levanten la mano los que creen que tienen una que otra vaca. Yo soy el primero que tengo que levantarla. 

Todos tenemos vacas. ¿Cuántos de ustedes tienen un ganado entero, un ato? Todos tenemos vacas. Y yo lo que quiero pedirte es esto, que tú entiendas que, en tu vida, esto es vital si quieres triunfar en este negocio. 

En tu vida tú tienes sueños, metas que quieres alcanzar. Imagínate que en esta mano tengo todos los sueños, las metas, los objetivos, los deseos que quiero hacer realidad. Aquí están. 

Y aquí están todas mis excusas, mis temores, mis dudas, mis inseguridades. Y ahí las tengo y todos tenemos de las dos. Todos tenemos sueños y metas y tenemos excusas y temores. 

Entonces, ¿qué vas a permitir tú que sea lo que guíe tu vida? ¿Qué vas a permitir tú que sea lo que te muestre qué tan lejos puedes llegar en el juego de la vida? ¿Vas a permitir que lo que te diga qué tan lejos puede llegar sean tus sueños o tus metas o que sean tus temores y tus excusas? Porque una de las dos te va a hacer mover hacia adelante. A veces cuando vemos personas que triunfaron en su negocio pensamos, oye qué suerte la de aquel, mira cómo entró justo en el momento en que era. Es que allá en esa ciudad, allá sí son emprendedores y creemos que es suerte. 

Pero sabes, no es suerte. Es que son personas que se han dejado guiar por sus sueños y por sus metas y por sus deseos y por su propósito de vida. Mientras que hay personas que entran al negocio y salen casi que al mismo tiempo que entraron y dicen ese negocio no funciona. 

Y no es que el negocio no funciona, es que ya se dejaron mover por sus temores y por sus dudas y por sus excusas. Entonces, ¿a qué le vas a creer tú? ¿A tus sueños y a tus metas o a tus temores y a tus excusas? A tus vacas. Pero te voy a advertir algo, si tú no matas tus vacas, si no matas tus vacas, tus vacas van a matar tus sueños, van a aplastar tus sueños.